23 ahora también, Señor de los cielos, envía un ángel bueno delante
de nosotros para infundir el temor y el espanto.
24 ¡Que el poder de tu brazo hiera a los que han venido blasfemando
a atacar a tu pueblo santo!» Así terminó sus palabras.
25 Mientras la gente de Nicanor avanzaba al son de trompetas y
cantos de guerra,
26 los hombres de Judas entablaron combate con el enemigo entre
invocaciones y plegarias.
27 Luchando con las manos, pero orando a Dios en su corazón,
abatieron no menos de 35.000 hombres, regocijándose mucho por la
manifestación de Dios.
28 Al volver de su empresa, en gozoso retorno, reconocieron a
Nicanor caído, con su armadura.
29 Entre clamores y tumulto, bendecían al Señor en su lengua patria.
30 Entonces, el que en primera fila se había entregado, en cuerpo y
alma, al bien de sus conciudadanos, el que había guardado hacia sus
compatriotas los buenos sentimientos de su juventud, mandó cortar la
cabeza de Nicanor y su brazo, hasta el hombro, y llevarlos a Jerusalén.
31 Llegado allí convocó a sus compatriotas, puso a los sacerdotes
ante el altar y mandó buscar a los de la Ciudadela.
32 Les mostró la cabeza del abominable Nicanor y la mano que aquel
infame había tendido insolentemente hacia la santa Casa del Todopoderoso;
33 y después de haber cortado la lengua del impío Nicanor, ordenó
que se diera en trozos a los pájaros y que se colgara frente al santuario la
paga de su insensatez.
34 Todos entonces levantaron hacia el cielo sus bendiciones en honor
del Señor que se les había manifestado, diciendo: «Bendito el que ha
conservado puro su Lugar Santo.»
35 La cabeza de Nicanor fue colgada de la Ciudadela, como señal
manifiesta y visible para todos del auxilio del Señor.
36 Decretaron todos por público edicto no dejar pasar aquel día sin
solemnizarlo, y celebrarlo el día trece del duodécino mes, llamado Adar en
arameo, la víspera del Día de Mardoqueo.
37 Así pasaron los acontecimientos relacionados con Nicanor. Como
desde aquella época la ciudad quedó en poder de los hebreos, yo también
terminaré aquí mismo mi relato.
38 Si ha quedado bello y logrado en su composición, eso es lo que yo
pretendía; si imperfecto y mediocre, he hecho cuanto me era posible.
39 Como el beber vino solo o sola agua es dañoso, y en cambio, el
vino mezclado con agua es agradable y de un gusto delicioso, igualmente la
disposición grata del relato encanta los oídos de los que dan en leer la obra.
Y aquí pongamos fin.